Llevar una vida en pareja no es nada sencillo, sobran las anécdotas, las historias de terror, los chistes, las novelas y demás que ponen en evidencia una realidad sencilla: convivir no es fácil.
Si a esto le agregas que tu pareja está embarazada, francamente todo se complica, así que te comparto los errores más comunes que puedes cometer (o estas cometiendo) en tu relación:
Mes: octubre 2014
De brujas, hechiceros y otras realidades
Tener un bebé es mágico, pero para mi sorpresa resulta que la gente cree literalmente en la magia, con estas líneas no pienses que estoy de amargado, sólo te quiero compartir algo que sucedió y darte un par de consejos.
Yo quiero un dragón
Pasado el momento de avisarle a la gente que te importa que vas a ser papá, viene una fase extraña en la que te das cuenta que la gente habla por hablar y pregunta por preguntar. Muchas cosas suceden entre que te confirma el médico que efectivamente las pruebas caseras funcionan bien y te dicen el género del bebé.
En ese paréntesis vas a enfrentarte a la misma pregunta, una y otra, y otra, y otra vez, y tú ¿qué quieres tener?, pues te aviso que no importa lo que contestes nadie va a estar satisfecho, por ejemplo, si contestas que lo que importa es que nazca bien pues en automático te van a decir que eso es obvio, pero que no has contestado… si contestas directamente el género deseado te van a decir algo así como: ojalá, pero al final lo importante es que venga bien…¡nada más frustrante que eso!
Que nadie te cuente cuentos
Es impresionante la cantidad de mitos con los que afrontamos el día y hasta que no tienes que ponerlos a prueba no sabes que tan ignorante eres, nada como la realidad para saber que te ha llegado la hora de decir “estamos embarazados”. Esas ideas de llegar a casa y te entreguen una chambrita de color azul o rosa simplemente no existe, no para mí, yo creo que el comercializador de esa escena no tuvo esposa, novia, amante o perro que le ladrara y le mostrara cómo se avisa que vas a ser padre…
El inicio del viaje
Recuerdo que no lo tuve que pensar mucho, un poco de matemáticas básicas para saber si me alcanzaba pagar unas “cuantas cuentas de más”, una noche de diciembre y un rato agradable con mi esposa… nueve meses después me convertí en papá…